Caminando, no corriendo porque cansa
y el cansado frena al que avanza
hoy me topo con la dicha de tenerte
sin buscarte hoy celebro tu mudanza
a un rincón de mi corazón con suerte
de poder ser quien auspicia tu moranza
¡Qué desdicha la de quien no te ha visto!
En alguna de tus dos rutinas diarias:
emprender tu despertar cada mañana
o el prodigio de cuando te desvisto
¡Qué tragedia no guardar en la memoria!
la silueta de tus pechos ¡ay mi Cristo!
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