Luna lozana y presumida,
tan distante y tan fastuosa,
con tu afamada arrogancia
siempre ignoras desdeñosa,
indolente y malagradecida
a quien te cree majestuosa.
Luna, concubina del rey Sol,
que desbordas brillo por la noche
y ensayas descansos en el día,
siempre ha sido mi alegría
contemplarte en el fatuo derroche
de tu augusto resplandor.
Luna que funges como antorcha
del amor que profesa este gato
que maúlla versos que descorchan
el ron amargo del disparato
de creerse capaz de eximirte
de ser del astro rey su consorte.
Luna que este felino espera
desde una cornisa diferente,
cada vez que llega el ocaso
mi corazón ruega insistente
que un prodigioso chiripazo
te acaudille hasta mi vera.
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