Inútil pasión, arenga de todos,
yo sin embargo y como siempre:
de camiseta un caso omiso,
chaqueta de necedad y costumbre,
calzado de cuero color olvido.
Agudo dolor de alma y huesos
provoca el hastío de tu corazón.
Baldío el terreno de esos tus besos
que tu boca jamás me concedió
quedándose allí tristes y presos.
!Au revoir!, ¡hasta nunca!, arrivederci!
¡Buena suerte en tu próximo fracaso!
gritaban en la estación de los trenes
que partían sin retorno hacia el ocaso,
quienes también perdieron sus edenes.
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